“Tiempos Modernos” y Mendoza del ‘60

2 de Junio – Los 54 años del Instituto de Educación Física 9 – 016 “Dr. Jorge Coll” – (1962 – 2016)

Contexto y perspectiva de un nacimiento

“Se forjará una juventud / de corazón y de valor/ Ella será por su virtud / el porvenir de nuestra nación”/ ¡Oh, dulce canción / dulce canción del Instituto! / tiene tu sabor, la grandeza de la Patria…”.
Parece oportuno que en una instancia conmemorativa aparezca entre las primeras palabras enunciadas, uno de los símbolos emblemáticos del Instituto de Educación Física: la “Canción del Internado de Instituto”, compuesta en 1941 por Raúl Vanney, Rubén Darío Oliva y el sanrafaelino Antonio Gattas (egresados del Instituto de San Fernando – Buenos Aires), que se convirtió en un patrimonio de todos los que transitaron por las aulas de algún establecimiento de educación física del país. Así fue como aquellas estrofas tuvieron destino de identificación profunda para todas sus promociones, de todos los establecimientos que nacieron desde los primeros años del siglo XX.
Y si bien el Instituto mendocino nació en pleno proceso transgresor de los ’60, dicha composición, más emotiva que conceptual, nos invita a pensar sobre el tiempo acaecido. Pues, mientras la amplísima mayoría de los miembros de Instituto cantaban convencidos, con sincera pasión “por la grandeza de la Patria”, otros sectores dirigenciales de la sociedad, muy alejados del mundo atlético, obraban anhelando una patria para pocos. Pero como siempre pasa, “la historia vuelve por sus fueros”, y vuelve para advertir que es imperioso “derribar los muros, y poder descubrir, lo que siempre estuvo allí”.
Tras cincuenta y cuatro años de vida, lo primero que nos preguntamos en estos casos es: ¿cómo puede algo simbólico (una canción, un color, un cacique, una “I”, un juramento, una fecha recordatoria) abarcar a tantas personas? ¿Cómo logra algo abstracto unir a personalidades diferentes, con posicionamientos políticos y religiosos distintos? Más aún, ¿cómo puede motivar a mujeres y hombres de diferentes generaciones, educados al amparo de diversos paradigmas, cultivados bajo dispares estratos sociales, provenientes de rincones tan distantes y, hasta con objetivos disímiles, generar tan fuertes arraigos que se convierten en indestructibles? Básicamente, porque nuestros institutos formadores a lo largo de su historia (muchas veces incomprendida, otras contradictoria) generaron identificaciones que superan cualquier barrera humana o sectorial, posicionando lo emblemático y patrimonial “del colectivo” por sobre cualquier acción personal, sumergiendo lo egocéntrico debajo de los nobles comunes denominadores de la mayoría de sus componentes.
Así afloraron sus objetivos, sus huellas, sus símbolos, sus referentes. Como quien enciende un foco distintivo que ilumina el camino. Como quien percibe la guía de un faro que se refracta en altamar. Porque “sólo se ama lo que se conoce, y se defiende lo que nos identifica”; pero además para que siga siendo la memoria una firme herramienta contra el olvido, y nadie pueda pensar que lo que no se recuerda, es porque no ha existido.

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IEF Síntesis 54 años