Prevención de la obesidad

¿ Qué se entiende por obesidad?

«La obesidad es un problema de salud metabólico, prevenible, heterogéneo, estigmatizado y crónico, que tiene un origen multifactorial y se caracteriza por el aumento de la grasa corporal, cuya distribución y magnitud puede condicionar la salud de la persona.»

¿Qué aspectos hay que tener en cuenta?

  • Es un problema de salud y no un problema de estética.
  • Metabólico: ya que el tejido adiposo (grasa corporal) es un órgano complejo y metabólicamente activo, es decir que la grasa corporal no sólo actúa como reserva de energía para el organismo, sino que además es capaz de producir más de 120 sustancias asociadas a enfermedades endocrino metabólicas vinculadas a la obesidad.
  • Prevenible: dado que la mayoría de los factores predisponentes para el desarrollo de la obesidad son medioambientales y, por lo tanto, se pueden prevenir. Se afirma que vivimos en un «entorno obesogénico», debido a la alta exposición a alimentos altos en calorías, pero pobres en nutrientes, bajas oportunidades para una vida físicamente activa y una alta exposición a un estado de estrés de bajo grado, pero crónico.
  • Heterogéneo: participan una variedad de genes (también se habla de origen poligénico) que se expresan de acuerdo a las condiciones del ambiente. En un ambiente obesogénico las posibilidades de expresión de esos genes predisponentes son más altas.
  • Estigmatizado: ya que las miradas sociales, culturales y psicológicas moldean creencias y actitudes en relación a los cuerpos de talla grande. Esos sesgos y estigmas suelen ser internalizados por las personas con obesidad afectando su autoestima y autoimagen generalizada con importantes consecuencias, entre ellas, evitar concurrir a los centros asistenciales por temor a ser juzgados por su tamaño.
  • Crónico: porque es una enfermedad de larga duración que puede ser tratada mediante cambios en el estilo de vida, pero requiere que estos cambios permanezcan en el tiempo, es decir que se sostengan a largo plazo. En ciertos casos puede requerir también tratamiento farmacológico y/o quirúrgico.
  • Multifactorial: porque en el desarrollo de la obesidad participan diversas variables: genéticas, orgánicas, psicológicas, medioambientales. Estos factores se combinan de manera particular en cada niño/a dando un fenotipo de obesidad. No todas las obesidades son iguales y por lo tanto no se abordan por igual.
  • En la población infantil, la acumulación anormal o excesiva de grasa corporal se identifica mediante mediciones antropométricas, es decir: por medidas de peso, talla y circunferencia de cintura que se relacionan con la edad y el sexo mediante tablas de percentilos (para el abordaje individual) o desvíos estándar (sugerido para estudios poblacionales).

En el caso de la Circunferencia de Cintura, es un buen predictor de la distribución central de la grasa, ya que la cintura aumentada es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades asociadas a la obesidad.

Las mediciones de circunferencia de cintura según la edad se comparan con tablas de percentilos. Hay diferentes sitios de medición y tablas de percentilos para cada sitio de medición.  Percentilos > 90 se consideran como indicadores de riesgo.

 

Es decir, las mediciones antropométricas permiten estimar una acumulación excesiva de grasa corporal que puede ser perjudicial para la salud, en tanto esa grasa resulta disfuncional para el organismo.

Pero cabe aclarar que los valores antropométricos no son suficientes para llegar a un diagnóstico de obesidad infantil. Es necesario integrar estos datos con otros relevantes que hacen a la historia clínica de cada niño/a.

La obesidad puede condicionar la salud de la persona porque se vincula con alteraciones metabólicas, estrés oxidativo y un estado de inflamación crónica de bajo grado que puede generar muchos problemas de salud físicos (diabetes tipo 2, problemas cardiovasculares, enfermedad respiratoria crónica, problemas ginecológicos y hasta ciertos tipos de cáncer).

Estas consecuencias físicas de la obesidad tardan un tiempo en hacerse evidentes, pero últimamente se observa en la clínica que su aparición se da en edades cada vez más tempranas.

La obesidad también tiene repercusiones de índole psicológico (siendo ansiedad, depresión y Trastornos de la Conducta Alimentaria, las más frecuentes). Estas problemáticas psicológicas no tardan tanto en aparecer y presentan una prevalencia cada vez mayor en la franja infanto-juvenil. Las repercusiones sociales, derivados del estigma: bulling y discriminación acentúan el aislamiento social y dilatan la concurrencia a los servicios de salud, dificultando su abordaje oportuno.

Fuente: Obesidad. Guías para su abordaje clínico. Comité Nacional de Nutrición. Sociedad Argentina de Pediatría. 2015

La prevalencia de exceso de peso (sobrepeso y obesidad) en la población argentina está en constante aumento, en consonancia con lo que sucede en varios países del mundo. A continuación, mostramos la situación de Argentina con relación a países del mundo que cuentan con datos epidemiológicos en relación con el exceso de peso infantil.

Fuente: https://data.worldobesity.org/maps/?area=trends&group=B&year=2030.

Una publicación de Unicef pone de manifiesto la situación epidemiológica local, analizando datos provenientes de la 2º Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (2019)

Fuente: Entornos saludables para niños, niñas y adolescentes a nivel municipal. Unicef (2022)

Según la última Encuesta Nacional Argentina de Nutrición y Salud (ENNyS 2) implementada en 2019, el estado nutricional de la población argentina muestra un escenario epidemiológico transicional en el que conviven situaciones de déficit y de exceso de peso. Sin embargo, tanto el sobrepeso como la obesidad resultaron ser las formas por lejos más prevalentes de malnutrición en niños, niñas y adolescentes que se hace evidente a través de los siguientes datos:

  • Niños y niñas menores de 5 años: 13,6% de exceso de peso. Distribuido en un 10% de sobrepeso y 3,6% de obesidad.
  • Población mayor de 5 años y hasta 17 años: 41,1% de exceso de peso. Distribuido en un 20,7% de sobrepeso y 20,4% de obesidad.
  • Población de 18 años en adelante: 67% de exceso de peso
    Entre los determinantes sociales que explican la prevalencia de malnutrición por exceso en Argentina, se identifican fundamentalmente los patrones de consumo alimentario, influidos por el fácil acceso a alimentos de escasa calidad nutricional y elevado nivel calórico, así como el bombardeo publicitario que incentiva su consumo.

Esta situación se hace evidente en los datos que arroja la ENNyS 2 (2019): “la proporción de población que refiere haber consumido diariamente los alimentos recomendados como frutas frescas y verduras, carnes, leche, yogur o quesos, se encuentra por debajo de las recomendaciones de consumo, siendo más marcado en algunos casos como frutas y verduras. Por el contrario, la proporción de la población que refiere consumir diaria o frecuentemente alimentos no recomendados como bebidas azucaradas, productos de pastelería, productos de copetín y golosinas, que poseen alto contenido de azúcar, grasas y sal y bajo valor nutricional, es alarmante. Los niños, niñas y adolescentes consumen un 40% más de bebidas azucaradas, el doble de productos de pastelería o productos de copetín y el triple de golosinas respecto de los adultos.

El marketing dirigido a niños, niñas y adolescentes, los entornos escolares no saludables, la falta de actividad física, entre otros factores, pueden explicar este crecimiento acelerado de la epidemia de obesidad y sobrepeso.»

La obesidad es una enfermedad compleja porque en ella participan múltiples causas, sin embargo, la mayoría de esos factores son modificables.

Menos de un 5% son casos de obesidad secundaria, es decir, causados por síndromes genéticos u otras causas orgánicas (lesiones hipotalámicas o enfermedades endocrinológicas) o por consumo de fármacos. 

Es decir que la alta prevalencia de obesidad infantil, tiene que ver con una etiología multifactorial: una predisposición genética sumada a un entorno obesogénico (entorno que propicia la obesidad), por lo que una genética predisponente necesita de ciertas condiciones para expresarse: las conductas de todos los días que se transforman en hábitos y marcan un estilo de vida. Una alimentación cotidiana rica en calorías y escasa en nutrientes, sedentarismo y actividad física insuficiente, escasas horas de sueño y un nivel de estrés bajo pero continuo…son los factores que hacen a un estilo de vida obesogénico. La mayoría de las veces, no somos conscientes del estilo de vida que tenemos, ni la manera en que lo adquirimos ni de sus consecuencias.

Ahora bien, los hábitos están determinados en gran medida por el ambiente en que vivimos. El entorno condiciona muchas de nuestras conductas cotidianas. Para que puedas entender mejor te damos algunos ejemplos: es muy difícil comer sano si lo que tenemos disponible en los supermercados, kioscos o almacenes todos los días es comida con alto nivel de procesamiento rica en calorías pero con baja calidad nutricional ( lo que se denomina «ultraprocesados»); es difícil mantenernos activos si en nuestro barrio no hay espacios para el juego activo o para hacer actividad física todos los días o es difícil trasladarnos caminando o en bicicleta porque  no hay senderos donde hacerlo o son inseguros; resulta difícil que nuestros niños y niñas se hidraten con agua cuando en los kioscos escolares sólo hay bebidas azucaradas y continuas campañas publicitarias que nos hacen creer que consumiéndolas crecerán más fuertes y con más energía…

Entonces, el ambiente va moldeando nuestras conductas sin que seamos conscientes de ello y muchas veces nos alejamos de una vida saludable sin saberlo.

Gran parte del cambio empieza con la toma de conciencia y para ello es importante estar informados sobre qué es saludable y que no lo es. Hay muchos mitos en relación a lo que es un alimento saludable: por ejemplo, creemos que una merienda saludable es una barrita de cereal y un juguito de naranja en cajita; cuando en realidad, una merienda saludable consiste en alimentos sin procesar como una fruta y una botellita de agua segura o con muy bajo procesamiento como son los alimentos preparados en casa por ejemplo: un bizcochuelo casero o pan con queso.

Para tener una adecuada información sobre lo que significa una alimentación saludable, la Ley N.º 27642/22 «Promoción de la alimentación saludable» establece que en los establecimientos educativos se brinde Educación Alimentaria Nutricional desde el nivel inicial incorporándose al contenido curricular. Pero también prevé la formación docente en tal sentido. Si bien los contenidos mínimos son establecidos a nivel nacional, la provincia de Mendoza tiene la incumbencia de implementar esos contenidos e incluso de elevar el piso mínimo establecido a nivel nacional. En este sentido, la ley provincial N.º 9525/2024 «Prevención y Promoción de la Salud» incorpora estos lineamientos y esta propuesta está enmarcada en las normativas mencionadas.

Pero tener información adecuada no resulta suficiente, es necesario que nuestros entornos se transformen en ambientes saludables donde resulte más fácil que cada elección diaria saludable sea más fácil de realizar y sostener día tras día.

Se consideran entornos: los hogares, lugares de estudio, lugares de trabajo y lugares de esparcimiento. Y entornos saludables aquellos ámbitos con factores físicos y sociales que promuevan y faciliten un estilo de vida saludable.

Esta visión, cambia el foco del problema: ya no se responsabiliza del cambio sólo a la persona con obesidad. No es un problema sólo de quien la vive y padece sus consecuencias físicas y psicosociales. No se atribuye sólo a su voluntad el alcanzar una vida de salud y bienestar.

El foco actual entiende que el cambio sólo es posible si todos nos comprometemos para construir entornos donde sea más fácil crecer y desarrollarse saludablemente. Cada uno de nosotros, desde nuestro lugar y rol social, tenemos un papel en este desafío: docentes, progenitores, adultos cuidadores, profesionales de la salud, referentes deportivos y gobernantes.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los entornos saludables son aquellos que “apoyan la salud y ofrecen a las personas protección frente a las amenazas para la salud, permitiéndoles ampliar sus capacidades y desarrollar autonomía. Comprenden los lugares donde viven las personas, su comunidad local, el hogar, los sitios de estudio, los lugares de trabajo y esparcimiento, incluyendo el acceso a los recursos sanitarios y las oportunidades para su empoderamiento”.

El entorno escolar es un lugar privilegiado para implementar estrategias de prevención de obesidad, debido a la capacidad de llegar al 100% de la población infantil independientemente del nivel socioeconómico o del grupo étnico al que pertenecen, así como por la cantidad de tiempo que los estudiantes pasan en la escuela cada día.

Los niños/as obtienen alrededor de un tercio de su requerimiento energético diario total del almuerzo escolar y deberían gastar alrededor del 50 % de su gasto energético diario mientras están en la escuela, dependiendo de la duración de su jornada escolar.

Las intervenciones a favor de entornos saludables basadas en la escuela impactan más allá de los estudiantes y también pueden tener efectos beneficiosos en los hermanos, el personal escolar, las familias y los miembros de la comunidad.

Las intervenciones en las escuelas son variadas y pueden incluir varios componentes diferentes: intervención en la alimentación, actividad física, educación para la salud, control del peso, políticas escolares, asesoramiento psicológico y participación de los padres en la adquisición de hábitos saludables, entre otras.

Hay numerosos ejemplos de intervenciones sobre entornos escolares para la prevención de obesidad:

  • Una revisión sistemática sobre las intervenciones de prevención de la obesidad en las escuelas en los EE. UU. destacó que el 70% de las intervenciones reportaron una disminución en el IMC y/o sobrepeso u obesidad. Intervenciones escolares para abordar la obesidad. Federación Mundial de la Obesidad. Recuperado de: https://www.worldobesity.org/
  • Una revisión sistemática realizada en países europeos encontró que en el 76% de los estudios, los niños/as adoptaron conductas alimentarias más saludables y el 25% destacó mejoras en la composición corporal. Intervenciones escolares para abordar la obesidad. Federación Mundial de la Obesidad. Fuente: https://www.worldobesity.org/

Se identificaron una serie de consideraciones claves, para la planificación e implementación de intervenciones exitosas de prevención de la obesidad en las escuelas:

  • Intervenciones multicomponente: Se ha demostrado que las intervenciones que combinan actividad física y alimentación saludable aumentan la eficacia de los programas de prevención de la obesidad infantil en las escuelas.
    Además, los estudios han demostrado que la participación familiar, tiene un efecto significativo en la reducción de peso.
  • Que las intervenciones sean sostenidas en el tiempo: Se requiere un tiempo de repetición para que las nuevas conductas saludables se incorporen como hábitos. Por lo que intervenciones esporádicas no lograrán la meta propuesta.
  • Que las intervenciones sean viables, tanto en aceptabilidad cultural como en los recursos disponibles. Son las llamadas intervenciones costo efectivas.
  • Implementación de estrategias basadas en evidencia: garantizar que las intervenciones desarrolladas estén respaldadas por evidencia científica, para aumentar la probabilidad de una implementación exitosa.
  • Involucrar a diferentes partes interesadas: es crucial involucrar a una variedad de partes interesadas tanto durante el diseño, la implementación y la evaluación de las intervenciones en las escuelas. Los actores que se pueden incluir son estudiantes, padres, maestros y personal escolar, gobiernos a nivel estatal, regional y nacional, la comunidad en general y la industria alimentaria.
  • Centrarse en las infancias: la evidencia muestra de manera abrumadora que los hábitos adquiridos durante la infancia se extienden a la edad adulta.
  • Medir las intervenciones y realizar evaluaciones periódicas a los fines de identificar su efectividad en función de los objetivos propuestos y redireccionarlas de ser necesario.

 

Propuestas

Relato de Experiencias

En este espacio, queremos compartir hermosas experiencias de transformación, llevadas a cabo por docentes y directivos de jardines maternales y jardines de nivel inicial, para hacer de los entornos escolares, “Entornos Escolares Saludables».

Las experiencias abarcan los siguientes ejes:

Alimentación y nutrición
Hidratación saludable
Bienestar emocional
Vida activa

Docentes y comunidad tips

Webinar de Alimentación Saludable

Videos

Webinar: «Obesidad: una pandemia silenciosa»
Webinar: «Nutrición, prácticas saludables en casa»