Infinito x Descubrir: tres amigos crearon un proyecto para hacer biocombustibles

biodiesel - ninios cantoresAlumnos de la Escuela de Niños Cantores de Mendoza crearon en la sede de Infinito por Descubrir un biocombustible de baja contaminación que está listo para usarse en motores.

“Empecé hace mucho con dos amigos un proyecto para hacer biodiésel”, nos cuenta Marcos Céspedes, primo de Federico, y amigo de Tomás Sogbi, todos ellos pequeños alumnos de la Escuela P-052 “Niños Cantores de Mendoza” que llegaron al Parque Tecnológico de Godoy Cruz con ganas de descubrir, explorar y profundizar nuevos intereses y pasiones.

Todo empezó un sábado, cuando llegaron al Laboratorio en Ciencias de la propuesta no formal de Aprender Conectados y, ante la pregunta de si querían trabajar con aceites en desuso, respondieron que sí.

Lo primero que hicieron fue traer de sus casas un bidón repleto de esa sustancia; lo segundo, ir hacia las computadoras de IxD para averiguar en Internet qué podían hacer con él. Tras ocho semanas de pruebas, errores y aprendizajes, y bajo la atenta supervisión y guía de los facilitadores del centro, lograron crear “un combustible que no contamina tirando tantos gases tóxicos como los fósiles, que sería la nafta, el aceite usado…para que no vaya a los lagos y a los mares”, en palabras de Federico.

“El biodiésel se hace usando soda caústica con etanol, eso se transforma en etóxido de sodio, luego eso lo mezclás con aceite de cocina filtrado, y por último lo dejás reposar dos semanas”, explican cómodos y con alma de científicos ante la cámara.

 En el medio los alumnos tuvieron que superar diversos obstáculos. Uno de ellos fue que el ácido sódico venía con un componente reactivo un tanto peligroso, por lo que pensaron en otra solución: trabajar con un aceite menos concentrado y, por ende, más amigable a la hora de experimentar.

A medida que les dimos las herramientas en el laboratorio, y que fueron entendiendo los procesos”, detalla Damián Antuyén, facilitador del Laboratorio de Ciencias, y uno de los guías de este proyecto, “logramos ver que empezaban a desenvolverse con mayor confianza en los procesos, en cómo hacer los procedimientos, qué herramientas usar, y qué protocolos de seguridad específicos debían cumplir a la hora de experimentar“.

Pablo Navarro Lehoux, coordinador local de Infinito por Descubrir, destaca al proyecto como uno de los más significativos que hicieron desde el centro: “No sólo pudieron aprender un montón de conceptos nuevos relacionados a la ecología y el reciclado, sino que además, en ese camino, fueron trabajando habilidades que se estimulan al jugar y llevar adelante un proyecto de estas características. Ellos potenciaron su autoestima y autonomía al apropiarse del proyecto y del espacio, trabajaron en equipo, y desarrollaron su creatividad y curiosidad al investigar y probar posibles soluciones. Fueron, además, superando un montón de obstáculos hasta conseguir lo que se habían propuesto”.

Fuente: Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación


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