Resumen

En el tejido cultural de Mendoza, la figura destacada de la docente Marita Iervolino se erige como una fuerza motriz inigualable, cuyo compromiso con el arte como catalizador de transformación, ha dejado una huella perdurable en la comunidad. Desde la fundación de la Escuela Artística Vocacional 5-007 Julián Aguirre hasta su papel como directora de carreras musicales en la UNCuyo, su liderazgo ha guiado a generaciones de jóvenes hacia el descubrimiento y la excelencia artística. Como Coordinadora provincial de Escuelas Artísticas, y especialmente como impulsora de la actividad coral infantil, su incansable labor ha abierto nuevos horizontes para la educación artística en la región, promoviendo la innovación y el crecimiento en la escena cultural mendocina. Su legado es un testimonio conmovedor del poder transformador del arte y la dedicación desinteresada. Residió en Luján hasta el año 2005, cuando su vida se apaga, siendo aún muy joven.