Educación Sostenible en Acción: Lombricultura y Deshidratación Solar en la escuela Las Retamas

La institución impulsa experiencias innovadoras que combinan el aprendizaje práctico con el cuidado del medio ambiente.

En la Escuela Secundaria Las Retamas, la educación va más allá del aula. Con una firme apuesta por el aprendizaje significativo y sostenible, la comunidad educativa desarrolla dos proyectos que integran ciencia, ecología y compromiso social: la lombricultura y la deshidratación solar de vegetales.

Estos proyectos no solo promueven conocimientos aplicados en áreas como biología, química y tecnología, sino que también involucran activamente a los estudiantes en prácticas que favorecen el cuidado del medio ambiente y fomentan la autosuficiencia alimentaria.


Lombricultura: transformar residuos en riqueza natural

En este proyecto, las protagonistas son las lombrices rojas californianas (Eisenia foetida), que funcionan como verdaderas “ingenieras del ecosistema”. Estas pequeñas aliadas del suelo consumen diariamente su propio peso en residuos orgánicos y lo transforman en humus de lombriz, un fertilizante natural de altísima calidad.

El sistema de lombricultura instalado en la escuela opera mediante un proceso de bio-oxidación controlada, es decir, una descomposición aeróbica que evita la generación de malos olores y toxinas. A través de las etapas de mineralización y humificación, la materia orgánica se convierte en nutrientes esenciales para el suelo.

Así, la comunidad educativa no solo reduce considerablemente sus residuos orgánicos, sino que además produce un recurso valioso para los cultivos escolares, cerrando un ciclo virtuoso de sustentabilidad.


Deshidratación solar: energía limpia para conservar alimentos

El segundo eje del trabajo sostenible en Las Retamas es el secado solar de frutas y verduras. Mediante un deshidratador solar construido por la propia institución, los estudiantes aprenden a conservar alimentos de manera ecológica, sin recurrir a químicos ni energía eléctrica.

Este método ancestral de conservación se basa en eliminar el agua de los alimentos, impidiendo el desarrollo de microorganismos y prolongando su vida útil. El deshidratador, diseñado con una estructura inclinada para maximizar la captación solar, funciona gracias al efecto invernadero y a la circulación de aire caliente dentro de la cámara de secado.

Además de evitar el desperdicio de alimentos durante las temporadas de cosecha, esta práctica permite a los estudiantes valorar formas de producción sustentables y saludables, entendiendo el potencial de las energías limpias en la vida cotidiana.


Aprender haciendo: el compromiso ambiental en la práctica

Ambos proyectos forman parte de una propuesta pedagógica integral que combina saberes científicos, habilidades técnicas y conciencia ambiental. En palabras de los docentes, “se trata de formar estudiantes que no solo comprendan los contenidos, sino que también puedan aplicarlos para mejorar su entorno”.

La Escuela Secundaria Las Retamas demuestra que la educación puede ser una herramienta poderosa para construir comunidades más responsables, creativas y sostenibles. Con iniciativas como estas, se cultiva no solo la tierra, sino también el compromiso de las nuevas generaciones con el futuro del planeta.

Fuente: Escuela Secundaria Las Retamas

Más noticias de escuelas