El colegio Max Nordau trabaja un proyecto que promueve recreos creativos

En el marco del proyecto institucional de convivencia, la institución educativa Israelita elaboró la propuesta “Recreos para Crear, Jugar y Compartir”, que busca resignificar estos momentos como una oportunidad pedagógica de alto valor y habilitar espacios para todos dentro de una mirada inclusiva.

En la escuela israelita Doctor Max Nordau, de la ciudad de Mendoza, bajo la dirección de Claudia Sureda y dependiente de la supervisión de la sección 1 de la DEP, a cargo de la inspectora técnica Fabiana Robles, los recreos han dejado de ser simples intervalos entre clases para transformarse en escenarios vivos de aprendizaje, encuentro y construcción de ciudadanía. En este sentido, la comunidad educativa parte de la convicción de que el juego y la interacción social son tan formativos como las clases mismas. Por eso, diseñó un recreo intencionado, donde los estudiantes encuentran diversas alternativas para descansar, moverse, expresarse y convivir de manera respetuosa.

En este nuevo formato, se incorporaron dos mesas de metegol, una de ping pong, que no solo generan entusiasmo, sino que invitan a la cooperación, al trabajo en equipo y al cumplimiento de reglas claras; un muro pizarrón para que los chicos y chicas puedan expresarse libremente con tizas de colores, compartiendo dibujos, frases y mensajes que reflejan sus ideas, emociones y creatividad o preparando murales artísticos para diferentes momentos escolares. Se organizó el uso del espacio de la cancha de fútbol con turnos rotativos entre grados, garantizando la equidad y reduciendo conflictos, y además se incorporó un sector de juegos tranquilos y cooperativos —como dominó, o el tradicional juego del sapo— que brindan opciones inclusivas para quienes prefieren actividades de menor intensidad.

De esta manera, la propuesta fomenta la participación activa de los estudiantes, generando sentido de pertenencia y compromiso con el cuidado de los materiales y lugares. Además, la organización de turnos y actividades promueve la equidad en el uso de los espacios, previene conflictos y fortalece la autonomía.

Al respecto, Sureda destacó que el proyecto se hace posible “gracias al compromiso del equipo docente, la participación de las familias y, especialmente, al apoyo de la familia Horenstein, que acompañó la iniciativa desde sus inicios. Y sobre todo, gracias a la energía, alegría y creatividad de nuestros estudiantes, quienes le dan vida cada día”, concluyó la directora.

Cabe destacar que Recreos para Crear, Jugar y Compartir, la pausa que enseña en la Escuela Israelita Dr. Max Nordau, es mucho más que un descanso: es un laboratorio de convivencia, inclusión y aprendizaje social, donde se ejercitan la empatía, el respeto y la colaboración. Así, cada recreo se vuelve una pausa activa que fortalece no solo el clima escolar, sino también la formación integral de los estudiantes.

Fuente: Prensa DGE


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