En un CENS de zona urbana, funciona en turno noche. Posee una matrícula de 209 estudiantes, distribuidos en 8 cursos entre 1°, 2° y 3° año y un aula multiciplo, con un promedio de 22 estudiantes por curso. El porcentaje de asistencia promedio anual es del 70%. El horario de funcionamiento es de 19 a 24 hs.

El 60% de la planta funcional es suplente, ya que en los últimos dos años se registró un importante número de jubilaciones, entre ellos la del Director titular. Cuatro docentes se encuentran en cambio de funciones, uno realizando tareas en la secretaría, una docente cumpliendo funciones como tutora y dos docentes desempeñándose como auxiliares de tareas administrativas en la Dirección.

El equipo Directivo está conformado por una directora suplente con 15 años de antigüedad en la modalidad y 2 años de antigüedad en la gestión. Además, la escuela cuenta con el Servicio de Orientación completo.

El segundo viernes del mes de noviembre, 20 minutos antes del la finalización de la jornada escolar,  se presentan dos personas, piden hablar con la directora y cuando ésta los recibe, le informan que son policías de civil, que han asistido a la escuela porque recibieron una denuncia en Fonodroga, realizada por una persona, aparentemente joven, que manifestó que un estudiante del CENS vende todo tipo de estupefacientes dentro del establecimiento escolar. Los individuos solicitan que la directora cierre las puertas con llave, no deje entrar ni salir a nadie y darles acceso a todos los cursos para que los estudiantes sean requisados. 

Ante esta situación la directora no sabe cómo actuar, comienza a llamar por teléfono a  todos lados: supervisión, fiscalía, dirección de línea, pero como eran las 23:50 no consigue comunicarse con nadie. 

Ante esta situación les dice a los policías que no les va a permitir el acceso porque no tiene autorización. 

Al día siguiente, se presenta en supervisión presentando la renuncia al cargo directivo.