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Caso 9. Educación Secundaria

Escuela Secundaria Técnica urbana, con más de 40 años desde su creación, donde la gran mayoría de los docentes y personal de planta permanente son titulares, con una matrícula numerosa de 1200 estudiantes distribuidos en 30 divisiones y provenientes de la Ciudad y de algunas zonas rurales aledañas.

La institución es conocida y elegida por las orientaciones técnicas en los sectores automotriz y mecánico que brinda, siendo algunos egresados quienes hoy ocupan horas cátedras y diferentes cargos.

La Directora ha ingresado hace seis meses, siendo la primera vez que trabaja en una escuela técnica, su equipo está conformado por un vicedirector y una regente con una antigüedad en la escuela de 25 y 28 años.

El rendimiento académico arroja bajos porcentajes de promovidos al último día de clases, sólo el 50% acredita todos los espacios curriculares, quedando el 35% con más de tres espacios desaprobados y con espacios pendientes de aprobación, y el 15% restante de la matrícula, con numerosas inasistencias, y en riesgo de abandono por haber desaprobado la mayoría de los espacios curriculares, arrastrando además espacios pendientes de aprobación. El egreso efectivo alcanza sólo al 45% de los estudiantes.

En el diagnóstico institucional del año anterior la práctica profesional y el bajo rendimiento en los espacios específicos de la modalidad constituyen dos desafíos y problemas prioritarios que debían abordarse en el presente ciclo lectivo.

Las prácticas de enseñanza y evaluación predominantemente en la institución son tradicionales.

En etapa de aproximación a las instancias integradoras, la Directora, junto a la Asesora Pedagógica y coordinadores de área, diseñan y comparten una rúbrica para evaluar el nivel de desarrollo de las competencias y desempeños profesionales explicitados en el perfil del estudiante. La Directora manifiesta la importancia de implementar en la última etapa del año los principios de una evaluación formativa. La rúbrica diseñada se pensó para implementar en los talleres profesionales, en los espacios curriculares de la orientación y en las prácticas profesionalizantes que desarrollan los estudiantes en entornos formativos reales. La implementación de este dispositivo requiere que los docentes se reúnan y realicen una ponderación sobre el nivel de desarrollo de las competencias profesionales.

Uno de los indicadores evaluados en la rúbrica es la instancia de práctica realizada en las empresas o instituciones del contexto con las que se articula, valorando el nivel de logro de esa articulación.

A las reuniones para analizar el desempeño profesional de los estudiantes han asistido solo los maestros de los talleres, la asesora pedagógica y el regente del establecimiento.

Debido a los horarios en los que se desarrollan los espacios curriculares involucrados, los talleres y las prácticas profesionales, la asesora pedagógica no ha podido reunirse con los docentes para informarlos y orientarlos en la implementación de la rúbrica. Por este motivo elaboró una cartilla con indicaciones para la aplicación, la que fue enviada por correo electrónico.

Esto ha generado que no pueda establecerse la calificación final de cada estudiante de 6to año.

Sin embargo, un grupo de docentes de los espacios curriculares propios de la modalidad, conformado por los docentes con mayor antigüedad, en compañía y respaldo por el vicedirector y regente, impidieron el uso de la rúbrica, argumentando que la innovación nunca había funcionado y que el uso de la misma sólo implica una baja calidad en los aprendizajes. Este mismo grupo elabora una nota dirigida a la Directora en la que solicitaron que se deje de aplicar la rúbrica. Esta nota también fue firmada por otros colegas del ciclo básico de la escuela.

A su vez  los padres se presentan a reclamar por el mal rendimiento de los estudiantes y elevan una nota solicitando una reunión con la directora por las bajas calificaciones de sus hijos.

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